En 2º de la ESO hemos plantado un árbol muy especial. Un árbol fruto de un aprendizaje distinto, divertido, cooperativo y muy muy gratificante, tanto para ellos como para mí. Como docente ha sido muy satisfactorio acercarles la poesía a su mundo y despojarla de falsos mitos e injustas etiquetas.

No ha habido nombres de ilustres poetas, ni teoría hasta aburrir. Ha sido una siembra desde el trabajo diario con canciones, con poemas locos y divertidas greguerías.
Habría sido imposible este original escaparate sin José Manuel Camacho, José María López y Cristina López que me han ayudado a darle forma a esta arriesgada idea.