¿Hay nada más ridículo que estas gentes que quieren pasar por finas en medio de la más crasa ignorancia de los usos sociales; que para obsequiarle le obligan a usted a comer y beber por fuerza, y no le dejan medio de hacer su gusto? ¿Por que habrá gentes que sólo quieren comer con alguna más limpieza los días de días?
A todo esto, el niño que a mi izquierda tenía, hacía saltar las aceitunas a un plato de magras con tomate, y una vino a parar a uno de mis ojos, que no volvió a ver claro en todo el día; y el señor gordo de mi derecha había tenido la precaución de ir dejando en el mantel, al lado de mi pan, los huesos de las suyas, y los de las aves que había roído; el convidado de enfrente, que se preciaba de trinchador, se había encargado de hacer la autopsia de un capón, o sea gallo, que esto nunca se supo; fuese por la edad avanzada de la víctima, fuese por los ningunos conocimientos anatómicos del victimario, jamás parecieron las coyunturas. -Este capón no tiene coyunturas, -exclamaba el infeliz sudando y forcejeando, más como quien cava que como quien trincha. ¡Cosa más rara! En una de las embestidas resbaló el tenedor sobre el animal como si tuviera escama, y el capón, violentamente despedido, pareció querer tomar su vuelo como en sus tiempos más felices, y se posó en el mantel tranquilamente como pudiera en un palo de un gallinero.
El susto fue general y la alarma llegó a su colmo cuando un surtidor de caldo, impulsado por el animal furioso, saltó a inundar mi limpísima camisa: levántase rápidamente a este punto el trinchador con ánimo de cazar el ave prófuga, y al precipitarse sobre ella, una botella que tiene a la derecha, con la que tropieza su brazo, abandonando su posición perpendicular, derrama un abundante caño de Valdepenas sobre el capón y el mantel; corre el vino, auméntase la algazara, llueve la sal sobre el vino para salvar el mantel; para salvar la mesa se ingiere por debajo de él una servilleta, una eminencia se levanta sobre el teatro de tantas ruinas. Una criada toda azorada retira el capón en el plato de su salsa; al pasar sobre mí hace una pequeña inclinación, y una lluvia maléfica de grasa desciende, como el rocío sobre los prados, a dejar eternas huellas en mi pantalón color de perla; la angustia y el aturdimiento de la criada no conocen término; retírase atolondrada sin acertar con las excusas; al volverse tropieza con el criado que traía una docena de platos limpios y una salvilla con las copas para los vinos generosos, y toda aquella máquina viene al suelo con el más horroroso estruendo y confusión.
Este texto forma parte de uno de Los Artículos de Larra(1). Léelo con tranquilidad y contesta a estas preguntas:
a) Sustituye los términos subrayados por un sinónimo.
b) Ponle un título.
c) Escribe el resumen y el tema.
d) Opinión crítica. ( El texto no está completo pero la intención del autor es ridiculizar a quién cambia sus costumbres y formas delante de la gente, bien sea en la mesa, como en el hablar, en el caminar, etc., sobre todo cuando intentas "refinarte". Debes saber que estos comensales son invitados a un evento no es una cena o almuerzo cotidiano)
(1)Mariano José de Larra nació en Madrid en 1809, pero pasó en Francia sus primeros años. Aunque escribió teatro y una novela histórica, es en el periodismo donde sobresale especialmente. El tramo último de su vida resultó muy agitado: problemas políticos y sociales lo sumieron en una profunda depresión que concluyó con su suicidio en 1837.
Entre sus muchos artículos, que publicaba bajo seudónimos como “Fígaro”, destacan los de costumbres, en los que censuraba comportamientos, costumbres y defectos de la sociedad española
Larra retrata en este artículo una reunión alrededor de una comida un tanto alocada:aceitunas volando, huesos en la mesa y hasta un capón volando.
ResponderEliminar(HE EMPEZADO POR SITUAR LA ACCIÓN PRINCIPAL)
El protcolo en la mesa es algo que no solemos llevar a cabo en nuestra propia casa pero si desde pequeños nos enseñan cuestiones básicas de educación y saber estar. No cantar en la mesa, lavarse las manos antes de sentarse, no sorber la sopa, utilizar la servilleta y no el mantel, son algunas de estas normas básicas que hemos escuchado desde niños.
(RELACIONO EL TEXTO CON MI EXPERIENCIA PERO NO EN 1ª PERSONA DE SINGULAR, SINO DE PLURAL, "NOSOTROS". EVITO "EN MI OPINIÓN", "PARA MÍ" "YO PIENSO", ETC.)
Es interesante que desde pequeño nos enseñen formas de saber estar, no solo en la mesa, sino en cualquier situación que se pueda originar en nuestras vidas. Los padres y un tanto la escuela se encargan de esta educación que no debe faltar. El niño del texto parece ser que no las ha recibido, y el señor de los huesos, parece ser que tampoco, a pesar de que la reunión parece ser de postín, por tener criados.
(SIGO AMPLIANDO EL TEMA DE "SABER ESTAR" Y LO RELACIONO CON EL TEXTO)
Aunque haya un protocolo sobre los comensales, o que nunca falla es fijarse en lo que hace el resto. Ya lo dice el refrán: allás donde fueres, haz lo que vieres.
(CONCLUYO DE FORMA CONCISA, CLARA Y UN TANTO DISTINTA AL RESTO DEL COMENTARIO)
ERRATAS:
ResponderEliminarlínea 2: y hasta un capón por los aires.
línea 4: protocolo
línea 11: ,y un tanto la escuela,
línea 12: no la ha recibido
línea 13:el señor de los huesos parece ser que tampoco